Nos hicieron creer que cada uno de nosotros es la mitad de una naranja, y que la vida solo tiene sentido cuando encontramos la otra mitad. No nos contaron que ya nacemos enteros, que nadie en la vida merece cargar en las espaldas la responsabilidad de completar lo que nos falta”. JOHN LENNON.

¿Cuántas películas, obras de teatro, novelas, cómics, spots, series de televisión, anuncios de prensa, cortos independientes… nos han despertado sensaciones relacionadas con el amor? Un amor de dos. Un amor que siempre llega. Un amor que nos completa, que nos hace ser felices.

Hemos depositado en el amor a la pareja demasiada parte de felicidad, de manera que la mayoría nos sentimos alguna vez incompletos cuando carecemos de amor (de amor pasional, se entiende). Nos sentimos vacíos y solitarios, incluso amargados. Y esta reacción a la soledad es fruto de continuas inyecciones de muestras de amor en situaciones que no pueden sino darnos envidia o, por lo menos, hacer que deseemos vivirlas. Nos despierta esa necesidad de sentirnos acogidos por el otro; de sentirnos comprendidos, deseados, solicitados.

Lo cierto es que es triste tener que cargar con la responsabilidad de encontrar a lo largo de la vida a alguien que te ultime para ser completo, como dice John Lennon, así como triste es depender de otra persona para encontrar la felicidad. La pregunta recae, una vez más, en si primero fue natura o cultura. ¿Nos criaron así o fue cosa de los mecanismos naturales que nos empujan a entregarnos a una persona de manera íntima y casi personal? Y si nos criaron así, ¿por qué razón?

Somos complejos y vivimos dentro de una cultura que nos marca guías y límites, modelos de vida que deben llevarse, modelos de vida que no; que nos acostumbra a ver las cosas de una determinada manera. No podemos evitar sentir, aunque es interesante hasta qué límite somos emocionales innatos o civilizados.

Una vez más, la publicidad y el marketing echan mano de este concepto del amor que tenemos en nuestra sociedad. Entonces se despliega un impresionante abanico de San Valentines, viajes románticos, cenas y entradas para 2, chats en Internet para encontrar pareja, etc. que nos llama a sentir necesidad de encontrar aquello que se proyecta: un amor pasional perfecto que nos aporta la felicidad que todos buscamos. De todas formas, todavía existen refranes como “mejor solo que mal acompañado”, es importante tenerlo en mente. 
 -ISA NADAL-
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