He
encontrado interesante este enlace a teoría sobre retórica y
manipulación. A veces resulta difícil establecer una diferencia entre
persuadir, manipular, convencer, seducir. Existen finas líneas entre la
persuasión y la manipulación, por ejemplo, debido a que en términos de
herramientas utilizadas para convencer la persuasión es perfecta; por
otro lado también lo es la seducción.
La finalidad con qué se
use la retórica es, realmente, el aspecto que diferencia a la persuasión
o manipulación de la seducción de una idea. Digamos entonces que, en
este sentido, tanto el político que busca ganar las elecciones a través
de los votos de los ciudadanos como el chico de 17 años que busca
invitar a un café a una chica del instituto utilizarán, a su modo,
retórica; no obstante las intenciones serán diferente, las finalidades
serán distintas y, con toda seguridad, las mentiras serán más grandes en
el primer caso.
De todas formas, la retórica se convierte, en
nuestra sociedad, en un gran elemento de presión social. Los argumentos
utilizados en todos los discursos que se conocen en la sociedad
postmoderna capitalista llevan al individuo a verse, en numerosas
ocasiones, forzado a llevar accione a cabo o a adoptar determinadas
actitudes. Por tanto una vez más, desde mi punto de vista, queda
cuestionada la libertad individual. El individuo es fácilmente
manipulable, sea cual sea el discurso que haya “escogido” escuchar (si
no prácticamente todos) y, racional y emocionalmente, se deja llevar por
una serie de argumentos que son depositados en su cabeza de manera
sistemática y preconcebida, estudiada.
Es importante destacar
lo vulnerables que nos volvemos en épocas de crisis. El malestar se hace
latente, la rabia crece, el cansancio, la impotencia. Aquí las técnicas
de oratoria y la retórica juegan un papel fundamental, pues cuanto más
pisoteado y en estado de shock se encuentra la sociedad, más fácil es
atacarla y engañarla. O así ha sido hasta ahora, a mis ojos.
-ISA NADAL-
Publicar un comentario