“Tres ideas creativas que te gustaria se te hubieran ocurrido a ti.
-Lo siento, acabo de levantarme.”




Antoni Socias nos habla de su obra como algo distante de los convencionalismos de la sociedad en que vive y se alimenta. Aún así este artista residente en la isla de Mallorca encuentra en la manifestación artística un por qué de las cosas. Permite que su público se cuestione que es lo que sucedió o lo que está sucediendo constantemente. La diferencia que él nos explica está en preguntarse a uno mismo: ¿ y ahora qué ?. Socias propone, dentro de las constantes de ritmo incesante y estresante de la sociedad occidental, un parón. Este parón trata de influenciar al subconsciente haciendo que permanezca en un instante de neutralidad. Lo que se sucede llegado a este estado es la pérdida de la capacidad de relacionar conceptos, los mundos narrativos que estamos acostumbrados a ver, oír o sentir se alejan por completo en cuanto se nos presenta algo tan turbiamente desconocido. Este punto es el que quiere encontrar el autor. No entendemos el porqué, ni lo podemos imaginar solo se trata de cuestionarse y suponer obviedades a las que uno en su día a día acostumbra a entender.


¿Pero cómo consigue la inspiración Socias? Ésta pregunta es obvia y a la vez absurda. Todos sabemos que un autor se inspira por las circunstancias, que la inspiración no sale de ninguna parte, y menos se consigue. Quien quiera inspirarse debe observar, no mirar, sin embargo ver lo que le rodea. Quien llegara a ver, realmente se daría cuenta de lo que está viendo, y así lo anunciaría.


“En las circunstancias más inverosímiles; o por casualidad; o fruto de un proceso que desemboca en otros temas; o por inspiración divina; o campándolas en el mercado de ocasión...”


Su obra es desconcertante y eso es lo que pretende. Desconcertar a la muchedumbre que no habla, no escucha y ni siquiera puede ver, por eso no comprende y se siente impactada. Observamos algunas imágenes.





Tres fotografías totalmente diferentes en que el lector visual puede comprender su contenido en un momento presente, pero no resuelve la situación pensando en el pasado o la intención futura. Se toman las imágenes en el día a día sin conocer los vínculos entre ellas. Se trata simplemente a efectos visuales de enmarcar al público en un punto no desconocido para él pero sí sin averiguar. Caminamos mirando al horizonte, como si fuera nuestro destino, con un solo objetivo: llegar. Aún así, quizás sea fructuoso girar la mirada hacia el costado y observar qué es lo que hace el otro.


-MAR DE ENRIQUE-

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